En un emotivo relato, el español Oscar Mussons cuenta por qué este país se le quedó en el corazón.
¿Qué tiene Colombia para que un experimentado viajero europeo considere que es el mejor país de Sudamérica y un destino al que siempre querrá regresar?
Oscar Mussons es un diplomático, abogado, escritor y viajero español de 27 años que ha recorrido 78 países. Su trabajo como consultor de entidades como la Unión Europea, la OIT y Acnur lo ha combinado con su gran pasión, a la que llama ‘bendita obsesión’: los viajes.
“Hoy me resulta increíble mirar atrás y comprobar que he viajado a 78 países, que todo han sido experiencias inolvidables y que puedo presumir de haber rellenado dos pasaportes con sellos y visados, y de haber vivido en más de cinco países. Pero sé que mi experiencia como viajero no ha hecho más que empezar”, dice el joven, que además habla siete idiomas.
Sin embargo, uno de sus viajes recientes, precisamente a Colombia, lo marcó de manera especial. En el mes de agosto del 2013 estuvo en el país y su experiencia la dejó plasmada en un emotivo relato, en su blog -publicado el pasado 15 de abril- y que ya se comienza a volver viral en las redes sociales. (Lea acá el blog)
“Es un honor compartir con los colombianos la experiencia de mi viaje a su país”, le dijo Mussons a EL TIEMPO. Este es un fragmento de su texto, titulado: ‘¿Por qué Colombia es el mejor país de Sudamérica?’.
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Hay algunos países a los que juras que nunca volverás o que simplemente no te han agradado lo suficiente como para gastar tu preciado tiempo o tu dinero en darles una segunda oportunidad y permanecerán en tu memoria como un simple check en tu lista. De otros, los muchos, guardarás un buen recuerdo; probablemente escribirás una entrada de blog y hasta lo recomendarás a tus amigos si te piden consejo; no descartas regresar, pero piensas que solo has visitado 78 países del mundo y que te queda una larga lista por cumplir.
Hay algunos países a los que juras que nunca volverás o que simplemente no te han agradado lo suficiente como para gastar tu preciado tiempo o tu dinero en darles una segunda oportunidad y permanecerán en tu memoria como un simple check en tu lista. De otros, los muchos, guardarás un buen recuerdo; probablemente escribirás una entrada de blog y hasta lo recomendarás a tus amigos si te piden consejo; no descartas regresar, pero piensas que solo has visitado 78 países del mundo y que te queda una larga lista por cumplir.
Por último, existen esos países que se quedan grabados de manera inexorable en tu corazón. Colombia se convirtió en uno de ellos en cuestión de horas, y es que a pesar de que Colombia no sea tan desarrollado económicamente como Chile, o que no tenga una maravilla mundial como Perú, el país cafetero es bajo mi más humilde y sincera opinión -y que me perdonen el resto de países del continente- el mejor país de Sudamérica.
Para reforzar mi firme posición y tras regresar de mi periplo por Sudamérica, la pregunta más recurrente por parte de mis amigos fue: ¿Cuál es el país que más te ha gustado del continente? Yo siempre respondí con orgullo que se trataba de ¡Colombia!, mostrando con orgullo la pulsera tricolor que todavía porto en mi muñeca derecha. ¿Por qué? Las razones os las “regalaré" a continuación.
1. Los colombianos.
El primer punto y quizá el más importante para decantarme por este país son sus habitantes, los colombianos. Aunque fueran víctimas infaustas de su propio pasado durante muchos años, son y han sido gente afable, amigable, simpática y cercana, sabedores de que necesitan cambiar el rumbo y la fama de un país que hasta hace poco arrastraba un cartel plagado de adjetivos negativos, entre los que se encontraba el peor que puede tener un país que buscar atraer al turista extranjero: el de peligroso.
Si lo que piensas es que nada más llegar al aeropuerto el taxista te raptará y pedirá un costoso rescate para tu liberación, nada más lejos de la realidad. Precisamente, las conversaciones con los taxistas colombianos son ricas y llenas de contenido.
Conversaciones en las que pasarás de hablar sobre el estado de la política en Colombia, de la última huelga agrícola, a los locales de moda en la ciudad que te encuentres y hasta acabar debatiendo sobre quienes son las mujeres más lindas de Colombia -si las paisas, las rolas, las costeñas o las caleñas- siempre con muy buena onda. Ni todos los colombianos son guerrilleros, ni la mayoría trafican con droga; al igual que yo no llevo un traje de flamenco o un sombrero mejicano. La amabilidad del colombiano no tiene comparación y te darás cuenta rápido, basta con cortar con cualquier tipo de prejuicio.
2. Sobran razones para festejar
Aunque los trabajadores colombianos disfrutan de solo 15 días hábiles de vacaciones remuneradas al año por ley, se ven premiados, por otro lado, con una gran cantidad de días festivos (feriados): 18, los cuáles sitúan a Colombia como el país con más feriados del mundo.
Ya gane o pierda la selección de fútbol tricolor, el clima esté feo o bonito, sea la fecha de una de las ferias de renombre -como la Feria de las Flores en Medellín- o simplemente se trate un lunes cualquiera; Colombia es un país donde se celebran todas y cada una de las cosas que pasan, y para ello resulta imprescindible llevar consigo su ‘guaro’, el aguardiente colombiano (licor de caña de azúcar con sabor anisado), como si de su elixir de la vida se tratase, solución a todos sus problemas y tristezas.
¿Y qué sería de la fiesta o la rumba, como ellos la llamarían, sin su más que variada música autóctona? Afamados ritmos caribeños como la Cumbia y el Vallenato componen la banda sonora de las noches colombianas. Al fin y al cabo, Colombia es también conocida como el país de los mil ritmos.
3. El acento, la jerga y los modismos
Puede que no haya conocido a gente más educada, amable y con un acento tan embelesador en el mundo como la colombiana. Sí, sé que existen muchísimos acentos diferentes dentro de Colombia, pero todos ellos me resultan seductores. Cuando pides algo en un restaurante siempre te responden con un ‘¡a la orden!’, como si fueras un capitán y estuvieran a tu servicio. Les agradeces el trabajo y ellos todo lo hacen ‘¡con gusto!’. Usan palabras como chévere o bacano para expresar que algo les gusta de verdad y lo más gracioso es que cuando ellos van a una tienda o a un restaurante usan la expresión ‘¿me regalas?’ para pedir las cosas. Esta expresión puede llevar a malentendidos con otros hispanohablantes, como fue mi caso, cuando me preguntaron si les regalaba mi bolígrafo… sin saber que lo que realmente querían era que solo lo prestara unos minutos.
Otros modismos que pueden dar lugar a la confusión son: ‘¿qué más?’, sinónimo de ‘¿cómo estás?’ O ‘¡qué pena!’ a la hora de pedir disculpas o perdón.
3. La relación calidad-precio
Colombia es un país muy barato para aquel que llega con su cartera occidental. Tanto el transporte como la alimentación son bastantes asequibles.
La cocina colombiana es tan variada que cada región tiene una manera propia de preparar la comida. Entre los platos tradicionales que no puedes irte sin probar se encuentran la bandeja paisa de Antioquía (fríjol, chorizo, huevo, arroz, chicharrón), el ajiaco santafereño de Bogotá (sopa de pollo), el sancocho del Valle del Cauca y de la ciudad de Cali (sopa de plátano, papa, yuca y carne/pollo), los tamales de Tolima (harina de maíz rellenos con zanahorias, papas, arroz, pollo/cerdo, arveja envueltos en hojas de plátano), las empanadas (fritura de masa de maíz rellena) o las 75 variedades de arepas (una especie de torta de maíz que se puede rellenar con lo que quieras).
Otras de las cosas que más disfruté fueron los numerosos puestos callejeros en los que se podían adquirir, a muy buen precio, empanadas, arepas, jugo de caña de azúcar o un sinfín de deliciosas frutas que eran utilizadas en la elaboración de exquisitos jugos y sorbetes.
Los colombianos saben ganarse el cariño de la gente haciendo que se rindan al embrujo de un buen menú; usando dichos populares como “conquistar por el estómago” o como más inmediata consecuencia el de “barriga llena, corazón contento”.
5. La variedad de los destinos colombianos
Colombia, la nación del realismo mágico, es un país diverso como pocos: es el 25 país más grande del mundo, gozando de infinidad de climas y paisajes diferentes; tiene la segunda población más grande de hispanohablantes del mundo (sólo después de México); es el principal productor y exportador de rosas del mundo; es uno de los mayores productores de café del mundo; es uno de los países más ricos en diversidad biológica y cultural, cuenta con numerosos lugares declarados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, entre los que se encuentra el conjunto monumental de Cartagena de Indias o el Carnaval de Barranquilla.
En el mes que pasé en Colombia logré visitar la ajetreada Bogotá, las impactantes minas de sal de Zipaquirá, el festivo Medellín durante la Feria de las Flores, la pintoresca y colorida Cartagena y relajarme en su cercana Isla Barú; en Barranquilla, Santa Marta y el exuberante Parque Nacional de Tayrona; pero soy consciente de que me quedaron cosas por ver y no tengo la más mínima duda de que volveré.
A pesar de dichas explicaciones, visitar Colombia sigue generando temor en muchos viajeros y probablemente se deba a que todavía existan incómodas reminiscencias sobre el más que cruento pasado reciente del país, y más en concreto sobre las Farc, la guerra contra el narcotráfico, el cártel de Medellín y su archiconocido Pablo Escobar. Pero si los colombianos nos demuestran, con su incomparable modo de disfrutar de la vida, que consiguieron pasar página y superar ese lóbrego pasado, los viajeros que aún tengan algún género de dudas sobre si viajar o no a este país deberían tomar nota de este post y no vacilar ni un solo segundo más.
Porque como dice la campaña de las autoridades de turismo de Colombia: ‘El riesgo es que te quieras quedar’.
conozcamos nuestra bella Colombia, sin ese oscuro pasado que nos absorbe, aparte del cartel de los sapos, el patrón del mal y sin tetas no hay paraíso COLOMBIA ES MÁS !
ResponderEliminarEsta es nuestra colombia, me encanta, me place leer estas palabras, me parece genial que medios de difusión como este sirvan para hacer llegar a muchos rincones el sentido y encanto de nuestro país. Que orgullo saber que existen artículos como este y además que sean publicados.
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